El pasado jueves tuve la oportunidad de asistir a la Comisión Parlamentaria de asuntos exteriores en el Parlamento Europeo donde se analizaban los resultados del informe elaborado por la Comisión sobre los países candidatos para unirse a la Unión Europea.
Fueron más de dos horas que dieron para mucho, pero sobre todo para vislumbrar el poco acuerdo y las muchas dudas sobre la entrada de nuevos países. Algunos grupos se quejaban de las prisas por integrar a nuevos socios, mientras que otros se quejaban de las muchas trabas que se ponen para la entrada.
El punto álgido lo protagonizó el eurodiputado del Partido por la Libertad, facción de extrema derecha que consiguió en las últimas elecciones de Holanda un preocupante 8% de los votos. Su intervención empezó con críticas a los rumanos, a quienes acusó de ladrones y terminó por criticar a Turquía, argumentando que es una cultura islamista, cuya población es un lastre para Europa porque sólo buscan el fin de nuestra civilización para la imposición de la suya.
Hay que decir que Turquía fue quien más recelo suscitó de todo el informe, a pesar de que éste ya era bastante crítico con Ankara. Sus posibilidades de que las negociaciones de adhesión avancen están más alejadas que hace unos años, y la falta de voluntad para que haya una evolución seguirá latente ya que sería un socio que, de entrar en la UE, lo haría convirtiéndose en uno de los de mayor peso político y en votos.
España, como país que asumirá la Presidencia de la UE a partir de enero, ya ha hecho pública si intención de dar incentivos y asistencia a Turquía para que entre en convergencia con todos los puntos que tiene que cumplir para avanzar en su camino hacia Europa.
Olli Rehn (en la foto), comisario para la ampliación, se mostró comedido, educado y optimista. Respondió con talante y dio por sentado que Croacia será el miembro número 28 de la UE en poco más de un año. Nadie se esperaba que fuera a soltar que la Comisión nunca vio 100 % preparados a Rumania y Bulgaria para entrar en la UE, y que si dio su visto bueno fue por la presión de muchos gobernantes europeos.
Quedan pendientes difíciles cuestiones para el futuro; descartando a Islandia, que también lo tendrá fácil de cara a la Unión, quedan pendientes cuestiones como Kosovo, cuyo nombre se cita como posible candidato cuando todavía no ha sido reconocido como Estado por muchos países, entre ellos España. La Antigua República Yugoslava de Macedonia no sé cómo resolverá el problema de su nombre con Grecia. Y para los que se quejan de Turquía no es Europa porque es muy oriental, preparémonos para escuchar en breve las candidaturas de Armenia y Georgia, que seguro que no tendrán tantas pegas por ser más pequeñas y débiles que la primera.