HAVE MY SAY
miércoles, 13 de julio de 2011
No hay intocables
Tocados... ¿y hundidos?
miércoles, 29 de junio de 2011
La UE revisa su Política Europea de Vecindad
La “primavera árabe” ha protagonizado la revisión de la Política Europea de Vecindad, cuyas nuevas líneas maestras fueron presentadas a finales del mes de mayo por la Alta Representante de la Unión para la Política Exterior Catherine Ashton. La nueva dimensión de las relaciones de la UE con sus vecinos hace un mayor hincapié en los vecinos del Este. Es aquí cuando entra en juego un nuevo factor: la energía.
martes, 28 de junio de 2011
La cuota láctea en la Unión Europea
lunes, 23 de mayo de 2011
Movimiento 15 M
La Europa que queremos
Titulo este post de manera homónima a la serie que Gomaespuma realiza para la Comisión Europea en España sobre los logros de la UE. Una Unión Europea que atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia.
José Ignacio Torreblanca, en su reportaje del suplemento “Domingo” de El País, realiza un retrato inquietante de la situación actual en que se halla la UE y una perspectiva desalentadora en cuanto al futuro del proyecto europeo. Porque desde la crisis institucional que provocó el rechazo francés y holandés a la Constitución Europea Bruselas no ha levantado cabeza.
Se intentó salvar el mensaje aunando todos los contenidos en el Tratado de Lisboa. Pero aunque recogiera prácticamente el 90% de la sustancia de la Constitución fallida, el Tratado no dejó de ser un paso hacia delante de bajo perfil y a marchas forzadas. Objetivos ambiciosos que preveían los mecanismos necesarios y que sin embargo han conseguido el resultado opuesto al esperado. El mundo sigue sin saber a quién tiene que llamar cuando quiere hablar con la Unión Europea y la maquinaria puesta en marcha por el servicio diplomático europeo no ha servido más que para emitir un comunicado tras otro, cada uno más ambiguo que el anterior.
Es reconocida la buena labor desempeñada por el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy a puerta cerrada y notorios sus éxitos de mediación entre los líderes europeos para alcanzar acuerdos. Y nadie cuestiona la apretadísima agenda de la Alta Representante de la Unión para la Política Exterior, Catherine Ashton, reuniéndose cada semana con los principales líderes mundiales y viajando allí donde se encuentra la actualidad. El problema es que nuevamente nos encontramos con ambiciosos objetivos a los que se da un perfil bajo. Ni Van Rompuy ni Ashton son amantes de acaparar los titulares de los periódicos; a los dos les gusta trabajar en los despachos y son ajenos a mensajes gancho electoralistas. Quizá porque su puesto no depende del voto de los ciudadanos. Quizá porque el resto de presidentes sean los que quieren aparecer en la foto. Y esa cualidad es digna de aplauso, pero como en todo, la virtud está en el punto medio.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el Viejo continente dio al mundo una lección de entendimiento y comprensión mutua. Europa demostró que es posible aprender de la historia; que sólo analizando el pasado podemos avanzar para ser mejores. Y es como se fue configurando un acervo comunitario espléndido que tras 61 años de historia parece tambalearse.
Poner en común la industria del carbón y el acero fue un paso importantísimo si lo ubicamos en la década de los 50 del siglo XX. Crecer basándose en la solidaridad ha dado a la UE un modo sui generis de entender la evolución de las sociedades. Hemos visto cómo los fondos de cohesión han ido ganando peso con el paso de los años, y la finalidad de la cohesión no es otra que trabajar por equiparar las regiones más pobres del continente a las más ricas; sin importar el país del que procedan. Crear un espacio aduanero común ha permitido el movimiento de bienes, servicios, capitales y personas sin trabas en un número importante de Estados que sólo hace décadas no mantenían ni relaciones diplomáticas. Ha permitido que Europa sea la principal receptora de productos de Europa con una política monetaria conjunta.
Esta reflexión fue publicada en Diario de Castilla - La Mancha, en versión reducida, el 20 de mayo de 2011:
lunes, 25 de abril de 2011
A la derecha de la derecha
El continente europeo está protagonizando un preocupante giro a la derecha que promete minar la prosperidad y las libertades de los europeos y lo que es peor, con su propio consentimiento.
El paro, la inmigración, la inseguridad y el nacionalismo son las principales bazas en las que se escudan los incipientes partidos populistas de ultraderecha europeos para arañar cuota de votos en las urnas en un contexto de crisis como el actual. En 2007, la UCD de Suiza arrasó en las urnas con cerca del 30% de los votos, convirtiéndose en el partido más votado del país. Suiza se enfrentará a unas nuevas elecciones el próximo otoño.
Los siempre admirados países nórdicos también saben de esto: en Suecia la ultraderecha obtuvo cerca del 6% de los votos en las elecciones de septiembre de 2010, y aunque el resto de partidos se negaran a contar con “Demócratas de Suecia” para formar gobierno, sí es cierto que logró representación en el Parlamento por primera vez. Más reciente y preocupante es el caso de Finlandia, donde los “Auténticos Finlandeses” de Timo Soini han pasado de de 5 a 39 diputados.
Por otra parte, Dinamarca, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria y Grecia también han abierto sus Parlamentos a partidos de derecha populista.
Y no hay duda de que los partidos de derecha plasmarán sus campañas con tintes de la misma calaña para arañar voto a la ultraderecha, como ya está haciendo Sarkozy tras el auge en las encuestas de Marine Le Pen y su propuesta de sacar a Francia del Espacio Schengen. O como ya se ha hecho en Hungría, redactando una constitución decimonónica.
Como dice Lluís Bassets en su blog, “En el momento en que el mundo árabe intenta avanzar en una transición hacia la democracia, el mundo europeo pugna por una transición hacia el pasado, hacia aquella época de Europa en que se apagaron las luces”.