jueves, 5 de noviembre de 2009

Malas buenas noticias

La Comisión Europea presentó el mes pasado el informe sobre la evolución de Croacia en su camino hacia la UE. Sus resultados le convierten en el país más adelantado y ya se afirma que será el miembro número 28 al preverse que para finales de 2010 habrá avanzado en todos los criterios que se le exigen.

El Parlamento europeo ha tenido hoy un intercambio de puntos de vista con Vladimir Drobnjak, negociador jefe de Croacia, en el que ha mostrado su satisfacción y al mismo tiempo ha aprovechado para meter prisa a la UE. El gobierno de Zagreb quiere culminar cuanto antes todas las negociaciones y ha demostrado suficiente voluntad al iniciar el diálogo con Eslovenia por sus problemas fronterizos.

El dato más preocupante: que haya un gobierno europeísta no significa que su sociedad lo sea. En este caso, Croacia está experimentando un euroescepticismo galopante; el punto pendiente más importante y que no aparece en la lista de requisitos es el apoyo popular a la UE. En los últimos meses se han publicado encuestas negativas sobre Europa y parece que el espíritu antieuropeo está en alza.

En primer lugar, la Conferencia Episcopal –siguiendo su política de meterse en todos los asuntos- ya se ha manifestado reacia a la adhesión si ésta significa ceder ante Eslovenia. No se puede permitir que el diálogo beligerante de la Iglesia pueda traer reminiscencias del trágico conflicto de los Balcanes en los 90, y parece que así está siendo. El discurso de los curas está calando en la población, aún sensible a un conflicto que permanece en la memoria de muchos y lo que es peor, que se está trasmitiendo a la mentalidad de las nuevas generaciones.

Por otro lado, los croatas parecen tener la sensación de que la UE no hace más que crear obstáculos ficticios para retrasar su entrada. El reciente caso de Islandia, que parece que va a protagonizar una entrada sencilla y acelerada a las instituciones europeas, no ha hecho más que irritar a los croatas, que llevan haciendo los deberes durante años.

Sí es cierto que Croacia todavía tiene trabajo pendiente en conseguir un sistema judicial independiente, una lucha eficaz contra el crimen organizado y en materia de refugiados de guerra y respeto a las minorías. Esto no les evita tener la sensación de que se les está aplicando un rasero diferente que al resto de países miembros.

Lo que menos necesita la Unión Europea es que su próximo aliado tenga un espíritu euroescéptico antes incluso de entrar a formar parte de las instituciones. La administración croata tiene que centrarse en dar a conocer la estabilidad y prosperidad que puede exportar la UE a un país que sigue avanzando a paso de tortuga.
*En la foto, el Parlamento Europeo (Bruselas)

2 comentarios:

  1. Si fuera por actitudes euroescépticas, habría varios países de la UE que deberían tomar el camino de salida. En el fondo el problema de la UE es el de siempre: renunciar a los intereses nacionales y tener mayor amplitud de miras y pelear por un proyecto común. Eso es tremedamente difícil y hará falta mucho tiempo para que el nacionalismo deje paso a otro tipo de sentimientos más solidarios. Quizás si los seres humanos seguimos evolucionando y entre los cambios biológicos se producen mutaciones cerebrales que primen el altruismo sobre el egoísmo. ;)
    Saludos.

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  2. Los nacionalismos llevados al extremo nunca son buenos y son precisamente éstos los que no permiten avanzar a la UE. Hay mucho temor por perder poder en el ámbito nacional.

    Un ejemplo fue que Reino Unido se negó a que el Alto Representante de la Política Exterior de la UE tuviera la denominación de "Ministro de Exteriores"; al final se acaba complicando todo por reivindicaciones incoherentes...

    Interesante teoría de las mutaciones contra el egoísmo, pero me temo que parece que la evolución va arrinconando al altruismo!

    Saludos :)

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