martes, 13 de octubre de 2009

El Tratado de nunca acabar

Los trámites de la Unión Europea son una agonía. Seguir el proceso de crecimiento y maduración de las instituciones tiene un punto de apasionante por tratarse de una Unión tan 'sui generis' en el mundo, pero también crispa de los nervios al ver que se ponen tantos obstáculos.

Si ya de por sí es complicadísimo poner de acuerdo a 27 estados diferentes, únele las pocas ganas de muchos por que esto avance. La idea de los "Estados Unidos de Europa" de Robert Schuman está muy lejos de convertirse en una realidad, y tras el fracaso que sufrió el proyecto de Constitución europea se está viviendo una etapa de retroceso cuando se pensaba que era el momento de evolucionar hacia una vinculación política más fuerte.

El éxito económico ha quedado muy patente, entonces: ¿por qué no abrir camino a la unión política?

Parece que estamos a punto de asistir a la ratificación del Tratado de Lisboa, un texto que realmente debería estar en vigor hace mucho tiempo según la agenda europea; es un tratado necesario para continuar avanzando, para no quedarse estancados, para tener más margen de maniobra y no tanta rigidez, para poder avanzar.

En este sentido el trabajo e implicación personal de Angela Merkel por sacarlo adelante ha dado buenos frutos. Y si la UE es quien es hoy en día lo debe al europeísmo y empeño de Alemania y de Francia.

El problema es que la prisa por conseguir que el texto entre en vigor como muy tarde a principios de 2010 ha hecho que las instituciones europeas y los jefes de Estado hayan tenido que ceder a reivindicaciones absurdas, a trabas incomprensibles, al juego del escondite. Y así, entrará en vigor con cláusulas especiales para los irlandeses, con notas a pie de página para los británicos y los polacos, y por si fuéramos pocos, ahora los checos también quieren su propia particularidad.

Cuando uno se adentra en un macroproyecto como es la Unión Europea, no puede hacerlo con tantos 'peros'; tiene que aceptarse el avance de todos sin tantas meticulosidades, no se debe paralizar la marcha de algo grande con nimiedades. Y si no se quiere avanzar, que al menos permita al resto hacerlo. La Unión Europea no es sólo un grifo abierto de dinero del que recibir subvenciones.

3 comentarios:

  1. Creo que uno de los principales problemas de la UE es lo lejos que se encuentra de los ciudadanos. Los tratados y las directivas comunitarias utilizan un lenguaje enrevesado e intencionadamente opaco y muchas veces su traducción para la realidad de los ciudadanos implica inconvenientes. Por otra parte, los políticos que hablan de la UE muchas veces no saben de lo que hablan. Se limitan a repetir lo que les pasan sus asesores y a utilizar los asuntos europeos para ventilar sus trifulcas nacionales. Para que la ciudadanía se identifique con algo tan lejano y oscuro, hace falta un esfuerzo didáctico importante, menos campañas rimbombantes y más explicaciones sencillas de lo que se hace y de cómo nos afecta. Yo creo que la opacidad es intencionada y no entiendo por qué quienes se empeñan en mantener la distancia con los ciudadanos se extrañen o se quejen del escepticismo, de la abstención en las elecciones europeas y del desencanto con la UE. El texto de la fracasada Constitución europea era un ejemplo malintencionado de opacidad y ambigüedad(que me molesté en leer) y me imagino que el Tratado de Lisboa será del mismo estilo. Todavía no me han entrado ganas de leerlo. ;)

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  2. La imprecisión reina en la redacción de estos tratados y como dices, la opacidad, precisamente por el empeño de "tiquismiquis" que muchos países buscan con la idea de poder refugiarse en textos pocos claros que permitan un margen de actuación ambiguo.

    No creo que la UE transmita oscuridad, es más, las páginas web oficiales (algo que hoy en día se ha convertido en la fuente primaria de información para cualquiera desde su casa) se esfuerzan por tener una redacción sencilla, una exposición clara de cómo funciona la UE. La deficiencia es la carencia de gente que se interesa o molesta por interactuar con estas vias comunicativas.

    Te admiro por haber tenido el valor de enfrentarte con la Constitución...

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  3. Tal vez las páginas web oficiales incluyan información clara, pero ¿quién tiene realmente acceso a ellas? Para leerlas hay que tener interés y voluntad. El gran público recibe información poco clara y cuando hay que decidir algo sobre Europa, los políticos de cada país no hablan de ello, sino de cuestiones nacionales. No hay verdadero debate de ideas o propuestas.

    Lo de leer la Constitución europea lo consideré como una obligación para definir mi postura y decidir si votar o no. También me tragué el Plan Ibarretxe. Creo que es lo que tengo que hacer para formarme una opinión y también para estar informada, aunque prefiero leer otras cosas ;)

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