martes, 6 de octubre de 2009

La gran contradicción

Durante esta semana, Bruselas está celebrando unas jornadas abiertas de intercambios de ideas entre las diferentes Regiones de Europa. Gracias a éstas se están acercando a la capital europea los altos cargos regionales para exponer su riqueza individual y debatir, principalmente, sobre los Fondos de Cohesión, ese grifo de dinero que la Comisión pone en disposición de las regiones europeas más pobres para equipararlas a las más ricas.

Hasta ahora todo se entiende como un compendio de buenas intenciones. Pero si de algo está sirviendo tanta visita de presidentes regionales es para darnos cuenta de la doble moral y del morro que le echan todas las administraciones para aferrarse a las arcas presupuestarias europeas.

Las mejores perlas, hasta el momento, nos las están regalando los políticos españoles. Patxi López, lehendakari vasco, acaparó la atención de todo el hemiciclo del Parlamento europeo para dedicarse a halagar la región que gobierna. Para dejar claro que Euskadi tiene un PIB superior a la media europea. Para contar lo dinámica que es la sociedad vasca; para presumir de lo bien que está haciendo frente a la crisis. En resumen, para seguir el ejemplo de un Zapatero cada vez más alejado de la realidad que hay en la calle.

No se han quedado atrás los representantes de Andalucía, Asturias y Murcia (nótese la excepción del representante castellanomanchego, más realista... y lo más gratificate: hablando en inglés ¿será uno de los pocos políticos españoles que lo habla?).

Ahora bien: cuando una determinada región tiene unos índices de PIB correspondiente al 75% o superior que la media europea, se entiende que es una "región de transición" que poco a poco dejará de beneficiarse del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y del Fondo Social Europeo.

Apaga y vámonos. Aquí cambia el discurso.

Todos sabemos que, tras la ampliación de 2004 y de 2007, en la Unión Europea hay regiones más pobres y más necesitadas de dinero que les permita crear fuertes inversiones de desarrollo. El problema es que todos queremos ese dinero, y no pensamos permitir que nos lo quiten aunque nosotros hayamos llegado a unos niveles de crecimiento considerable.

Y es así que tras tanta enumeración de logros, Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia, ha matizado sus palabras presentando ahora a su región como un fantasma en el que los datos de PIB no se corresponden con la realidad. Y el representante andaluz pedía por favor a la Comisión Europea que no haya tantos procesos de verificación sobre cómo se emplea el dinero, que dejen utilizar esos fondos más libremente.

Tras quedar estupefacta la audiencia y estupefactos los ponentes, el secretario general del Comité de las Regiones ha planteado una interesante reflexión: si tanto se alaba el éxito conseguido en estas regiones por los fondos, ¿por qué se insiste por otro lado en la necesidad de seguir recibiendo más y más dinero?

España siempre se ha encontrado en el bando de los países receptores de dinero europeo. Más allá de la avaricia y el afán de conseguir más dinero, es hora de ceder la oportunidad a otras regiones que de verdad lo necesitan si estamos buscando el objetivo de una Europa fuerte, sólida y coherente.

** Al hablar de dinero europeo me refiero al dinero de todos los europeos. Es por ello que se debe ser responsable a la hora de emplearlo en algo.

3 comentarios:

  1. Había escrito un comentario largo sobre este tema, pero se ha borrado. Me parece muy interesante lo que comentas. Supongo que habrás alucinado con el desfile de representantes de los 17 "minipaíses" que tenemos en España, que seguro que han viajado en 1ª clase, se han alojado en hoteles de lujo, han alquilado coches caros y han cobrado dietas elevadas, todo ello a cargo del presupuesto general. Es lo que hemos hablado otras veces. Creo que vas a descubrir muchas cosas en este año en Bruselas. Saludos.

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  2. Sirve para ver todo un poco más de cerca, y para darte cuenta de que en pocas ocasiones te llevas la sensación de escuchar palabras francas. Me llamó la atención que después de una pregunta incómoda, uno de los representantes de Asturias respondiera durante unos 10 minutos ¡y no dijo nada!

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  3. Más o menos lo normal. Tenemos grandes expertos en hablar durante un rato y no decir nada ;)

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