jueves, 22 de julio de 2010

Lady Ashton y el futuro de Europa

La Unión Europea tiene ministra de Asuntos Exteriores desde diciembre de 2009. Lo es, aunque por presiones de algunos países se le haya tenido que dar un nombre descafeinado que ha desconcertado a la comunidad internacional. Pero sin entrar en polémicas de nombre del cargo de la ‘Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad’, y a 8 meses vista desde que estrenó su despacho, ha sido francamente decepcionante su labor como jefa de la diplomacia europea.

En un principio pareció que su talante discreto daría como fruto un trabajo eficiente y algunos logros sin necesidad de titulares ni portadas. Pero la mayoría de sus intervenciones han sido escuetos comunicados a reacciones de la política mundial que se han publicado poco más que en la web de la Presidencia de turno de la UE.

Siendo justos, hay que reconocer que no todo es culpa suya: la Unión Europea ha perdido peso en la escena internacional y hacerte oír en un mundo en el que nadie te mira para tomar las grandes decisiones es tarea ardua para cualquiera.

Para que su mando empiece a tomar forma tendrá que entrar en funcionamiento el Servicio de Acción Exterior para que el que la UE ha previsto una gran cantidad de millones de euros en una de las etapas económicas más complicadas de su historia.

La UE necesita una diplomacia estructurada y coordinada, con una sola voz y que se mantenga activa y luchadora. Que no repare en energías para hacer que se le escuche y quizá una retórica más atrevida que se salga de las complicadas construcciones gramaticales para ir directa al grano. Todo ello para asegurar que ese dineral que tanta falta le hace a Europa en estos momentos se va a emplear para conseguir resultados.

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