miércoles, 13 de julio de 2011

No hay intocables

Quienes pensaban que los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal calmarían las aguas en el ámbito de la Unión Europea estaban equivocados. Los mercados financieros se mueven en una órbita especulativa que ha catapultado al centro de la diana a España y a Italia durante la última semana.


El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, citó a los principales líderes económicos de las instituciones europeas para “intercambiar puntos de vista” tras una jornada negra para las bolsas europeas, especialmente las de Madrid y Roma. Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea y Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos levantaron demasiadas expectativas sobre el contenido de la reunión, que sin embargo culminó en un simple comunicado vacío de contenido que no hizo sino crispar más la sensibilidad de los inversores.

España e Italia son dos de las grandes economías de la zona euro, juntas suman más de 100 millones de habitantes aglutinan cerca del 25% del PIB de los 17 países que comparten la moneda única. Representan la frontera que muchos pensaban que los mercados jamás se atreverían a traspasar. Pero esa frontera ha resultado ser una delgada línea roja que ha dejado claro que en esta crisis no hay intocables, y que lejos de saciar su afán especulativo, los mercados ya tienen en miras a Bélgica, país que por cierto sigue sin formar un Gobierno cuando ya han pasado 400 días desde la dimisión del anterior.

Ha llegado el momento en que la UE deberá tomar decisiones trascendentales, evitando simples parches que le sirven para ganar tiempo, si de verdad quiere evitar lo que se está convirtiendo en un verdadero efecto dominó. Merkel mantiene su obstinación y presiona para que se apliquen sus medidas de austeridad, pero a estas alturas resulta increíble que no haya planteado un cambio de estrategia al ver que la austeridad no es efectiva porque de momento no está sirviendo de nada en los países que se han visto forzados a acudir al rescate. También resulta paradójico escuchar al ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble decir que "estamos en la dirección correcta".


Grecia, Irlanda y Portugal arrastran ya una hipoteca de la que les costará muchos años salir. Consciente de esta situación el Eurogrupo se ha decidido por fin a plantear que los intereses aplicados a los rescates disminuyan.

En Grecia, por ejemplo, estos intereses suponen hasta ahora el 20% de sus ingresos fiscales. Sin contar los numerosos sacrificios sociales, económicos y laborales a los que han tenido y tendrán que hacer frente.

Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, aclaró en el diario El País que el término “rescate” no es sino una salvaguarda para los bancos alemanes, que son precisamente los más expuestos a la deuda griega. Indignado, declaró que la UE “no puede pedir a los ciudadanos de esos países que sacrifiquen sus vidas a través de su bienestar para salvar a los bancos, cuando estos fueron los que causaron los problemas primero. Ahí está en juego el concepto de justicia social.”


**Fotos: Viñetas de Elrich en El País correspondientes a los días 1 y 12 de julio de 2011.

Tocados... ¿y hundidos?

Los perfiles de los países que se hallan en el punto de mira de los mercados financieros internacionales son muy distintos. Todos tienen algo en común: han visto aumentar de una manera progresiva la evolución porcentual de su prima de riesgo (que es la diferencia entre los intereses que paga un determinado país y los que paga Alemania, el
país más seguro, por su bono a 10 años).

Estos datos, publicados el 11 de julio de 2011 por Eurostat, la Oficina Estadística de la Unión Europea, retratan la situación específica de cada país.


GRECIA:

Déficit: 10,5 %
Deuda: 142,8 %

(Respecto a su PIB)

Recurrió al rescate de la UE cuando su prima de riesgo rondaba los 1.000 puntos básicos.



IRLANDA:

Déficit: 32,4 %
Deuda: 96,2 %

(Respecto a su PIB)

Recurrió al rescate de la UE cuando su prima de riesgo se encontraba en torno a los 600 puntos básicos.





PORTUGAL:

Déficit: 9,1 %
Deuda: 93%

(Respecto a su PIB)

Recurrió al rescate de la UE cuando su prima de riesgo se cifraba en unos 500 puntos básicos.





ESPAÑA:

Déficit: 9,2 %
Deuda: 60,1%

(Respecto a su PIB)








ITALIA:

Déficit: 4,6 %
Deuda: 119% (la 3ª mayor del mundo, tan sólo superada por Estados Unidos y Japón).

(Respecto a su PIB)










En el caso de España e Italia, la prima de riesgo ha superado los 330 puntos en Madrid y los 300 en Roma, rebasando en ambos casos su récord máximo desde que nació el euro en 1999.

Es difícil prever su evolución debido a la extrema sensibilidad de estos indicadores, pero varios expertos citados por el diario El País consideran que España, y sobre todo Italia, no resistirían los niveles alcanzados por Grecia, Irlanda o Portugal.

BÉLGICA

Déficit: 4,1%
Deuda: 96,8 %

(Respecto a su PIB)






Media de la Unión Europea (27 Estados miembros)

Déficit: 6,4 %
Deuda: 80 %

Media de la Eurozona (17 países que comparten el euro)

Déficit: 6 %
Deuda: 85,1 %

miércoles, 29 de junio de 2011

La UE revisa su Política Europea de Vecindad

En el año 2004, la Comisión Europea presentó un ambicioso proyecto destinado a reforzar las relaciones de la UE con sus vecinos sin que estos acuerdos supusieran una perspectiva de adhesión. Esta política nace del “interés de la UE en estar rodeada por países prósperos y estables, ya que apoyar el desarrollo político y económico de los países vecinos es la mejor garantía de paz, seguridad y prosperidad a largo plazo”.



La Política Europea de Vecindad se basa en “intereses y valores comunes”, según afirmó la Comisión Europea, “como la buena gobernanza, la prosperidad, la estabilidad y la seguridad, la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho”.



Estas buenas intenciones saltaron por los aires con las revueltas vividas la pasada primavera en el mundo árabe, momento en que se cuestionó la legitimidad de los acuerdos de la UE con países como Túnez, Egipto y Libia, sobre todo teniendo en cuenta los objetivos de la Política de Vecindad, que dice literalmente que “la UE concede especial importancia a la celebración de elecciones democráticas libres y justas en los países asociados”. Sí es cierto que Bruselas ha promovido reformas de apoyo en favor de la democratización en Marruecos y Túnez desde 2004, aunque los resultados no han sido visibles debido a la falta de compromiso de las autoridades de estos países.


La “primavera árabe” ha protagonizado la revisión de la Política Europea de Vecindad, cuyas nuevas líneas maestras fueron presentadas a finales del mes de mayo por la Alta Representante de la Unión para la Política Exterior Catherine Ashton. La nueva dimensión de las relaciones de la UE con sus vecinos hace un mayor hincapié en los vecinos del Este. Es aquí cuando entra en juego un nuevo factor: la energía.




La escasez de recursos naturales del Viejo continente hace cada vez mayor la dependencia de países como Rusia, Azerbaiyán o Turkmenistán. La estrategia energética de cara a la próxima década es aumentar el consumo y producción de energías renovables, pero la construcción del gasoducto Nabucco y la necesidad de abastecimiento harán inevitable la construcción de infraestructuras procedentes del Cáucaso, como afirma Kataryzna Pelzcynska del Centre for Eastern Studies.


El Norte de África ha demostrado que regímenes autoritarios como Marruecos o Libia no son garantía de estabilidad, lo que ha servido de lección para apoyar democracias en auge aún débiles. En este sentido, el alineamiento de la UE con los reclamos populares de Egipto, Túnez, Libia o Siria ha sido firme e inequívoco, aunque quizá pecase de prudente en sus primeras manifestaciones.

El Servicio de Acción Exterior de la UE, creado por el Tratado de Lisboa y que refuerza la política exterior de la UE en el mundo, será el encargado de velar por la nueva Política Europea de Vecindad. Hasta 2014, contará con un presupuesto de cerca de 7.000 millones de euros que se utilizarán para financiar proyectos en forma de préstamos que concederá el Banco Europeo de Inversiones y Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. Según palabras de Ashton, “Con un número tan elevado de nuestros vecinos en proceso de cambio democrático, esta revisión es más importante que nunca”.

Próximos pasos:

*Las propuestas de la Comisión para la futura Política Europea de Vecindad tendrán que ser refrendadas por el Parlamento Europeo y el Consejo.

Los países socios de la Política Europea de Vecindad: Argelia, Armenta, Azerbaiyán, Bielorrusia, Egipto, Georgia, Israel, Jordania, Líbano, Libia, Moldova, Marruecos, Autoridad Palestina, Túnez, Siria y Ucrania.

martes, 28 de junio de 2011

La cuota láctea en la Unión Europea


El mercado lácteo se encuentra desde nuestro ingreso a la Unión Europea regulado por Bruselas, lo que ha posibilitado la comercialización libre sin fronteras y sin gastos de aduana del sector lácteo en toda la UE.

Dada la inestabilidad y vulnerabilidad del sector, la UE prefijó unas cuotas nacionales para la producción de leche. Esto provocó reacciones patrióticas como la campaña francesa “J’adore le lait d’ici” para concienciar a los nacionales a consumir leche proveniente únicamente de su país. En el caso de España, estas cuotas impiden producir más del 63% de su consumo. Y si produce más allá de ese 63%, estará obligada a pagar sanciones. La medida fue objeto de críticas, ya que obliga a numerosos países como España a importar leche de otros países, principalmente de Francia y Alemania, para abastecer a todo su mercado.

Sin embargo, fue España quien llevó ante el Consejo una cuota más baja de lo real sobre lo que producían los ganaderos españoles. Y fueron estos los que proporcionaron este dato a la baja al Gobierno encargado de negociar las cuotas en el Consejo. Según informó el diario El Mundo los ganaderos esperaban así evitar impuestos y favorecer una especie de “mercado negro de la leche”, algo que con el tiempo les ha hecho arrepentirse y exigir al Gobierno español que negocie un aumento de la cuota. España consiguió lanzar el debate de ampliación de cuotas, pero obviamente no fue el único país en reivindicarlo, y fue cuando se aprobó una subida generalizada. Después, el 1 de abril de 2008, el Consejo decidió aumentar las cuotas lácteas en un 2 % y establecer una subida automática del 1 % durante 5 años consecutivos a partir del 1 de abril de 2009.

A pesar de estas reivindicaciones, España no cubre la cuota láctea asignada por la UE, según informó el diario El País, en el año 2009 y sigue sin hacerlo actualmente según revela un Informe de la Comisión Europea de diciembre de 2010. Sólo 3 países han producido más leche de la fijada en el último año: Dinamarca, Países Bajos y Chipre. Desde el año 2007, España va produciendo cada vez menos leche de la asignada en su cuota, llegando hasta el -6,1% registrado en el último año como demuestra el siguiente gráfico de la Comisión:


En la crisis del año 2009, los precios de la leche alcanzaron un nivel mínimo en el mes de mayo y movilizó a los ganaderos europeos exigiendo más ayudas comunitarias. La demanda de China disparó los precios pero con el estallido de la crisis se experimentó un preocupante hundimiento de los mismos. La Comisión Europea afirma que los precios de la leche han venido aumentando desde la primavera de 2010, y es por ello que en su informe opina que “las cuotas lácteas tienen cada vez menos importancia, ya que la producción de leche no llega a la cuota en un número creciente de Estados miembros”.

Se espera que el régimen de cuotas expire para siempre el 1 de abril del año 2015, aunque numerosos Gobiernos europeos, representantes del sector lácteo y asociaciones de agricultores y ganaderos reclaman una prórroga (a la que siempre se ha negado la Comisión).

Para ayudar al sector a prepararse para lo que la Comisión califica de “aterrizaje suave”, o lo que es lo mismo, la eliminación progresiva de las cuotas, el Ejecutivo comunitario aprobó a finales de 2010 un paquete de medidas destinadas a amortiguar posibles futuros daños.

Próximos pasos:

* Quedan tres aumentos anuales del 1% de las cuotas lácteas hasta 2015.

* La Comisión se posicionará sobre la situación del sector y sobre la eliminación de las cuotas en un informe que presentará durante el año 2012.

** La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha hecho público un informe en el que hemos podido comprobar la calidad de la leche que consumimos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Movimiento 15 M

La crisis ha puesto en jaque el crecimiento de la economía mundial, salpicando con especial crueldad al empleo y calando profundamente en países como España. El viñetista El Roto plasma con perfecta indignación cómo hasta ahora sólo los acontecimientos deportivos -por no decir únicamente eventos futbolísticos- han sido los únicos capaces de movilizar auténticas masas humanas.

La selección española, el Madrid o el Barça conseguían más que uno de los mayores recortes de derechos sociales llevados a cabo por un Gobierno socialista en este país; mucho más que los rescates a los bancos en Europa y en el mundo, llevados a cabo con dinero público; mucho más que los despidos masivos en empresas con beneficios para garantizar jugosas jubilaciones a sus directivos y generosas primas a sus inversores; más que los discursos xenófobos emergentes. Pero nuevamente El Roto ilustraba cómo la mecha se prendía en España, con Madrid como epicentro de un movimiento, el 15M, que ha demostrado que estamos despiertos, indignados, pidiendo un sistema político coherente que represente los problemas reales de la ciudadanía.


En su twitter, el comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales e Inclusión László Andor decía textualmente sobre la "Spanish revolution": "La falta de oportunidades para los jóvenes es un enorme desperdicio de potencial. España puede y debe aprender de otros países europeos".

La Europa que queremos

Titulo este post de manera homónima a la serie que Gomaespuma realiza para la Comisión Europea en España sobre los logros de la UE. Una Unión Europea que atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia.

José Ignacio Torreblanca, en su reportaje del suplemento “Domingo” de El País, realiza un retrato inquietante de la situación actual en que se halla la UE y una perspectiva desalentadora en cuanto al futuro del proyecto europeo. Porque desde la crisis institucional que provocó el rechazo francés y holandés a la Constitución Europea Bruselas no ha levantado cabeza.

Se intentó salvar el mensaje aunando todos los contenidos en el Tratado de Lisboa. Pero aunque recogiera prácticamente el 90% de la sustancia de la Constitución fallida, el Tratado no dejó de ser un paso hacia delante de bajo perfil y a marchas forzadas. Objetivos ambiciosos que preveían los mecanismos necesarios y que sin embargo han conseguido el resultado opuesto al esperado. El mundo sigue sin saber a quién tiene que llamar cuando quiere hablar con la Unión Europea y la maquinaria puesta en marcha por el servicio diplomático europeo no ha servido más que para emitir un comunicado tras otro, cada uno más ambiguo que el anterior.

Es reconocida la buena labor desempeñada por el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy a puerta cerrada y notorios sus éxitos de mediación entre los líderes europeos para alcanzar acuerdos. Y nadie cuestiona la apretadísima agenda de la Alta Representante de la Unión para la Política Exterior, Catherine Ashton, reuniéndose cada semana con los principales líderes mundiales y viajando allí donde se encuentra la actualidad. El problema es que nuevamente nos encontramos con ambiciosos objetivos a los que se da un perfil bajo. Ni Van Rompuy ni Ashton son amantes de acaparar los titulares de los periódicos; a los dos les gusta trabajar en los despachos y son ajenos a mensajes gancho electoralistas. Quizá porque su puesto no depende del voto de los ciudadanos. Quizá porque el resto de presidentes sean los que quieren aparecer en la foto. Y esa cualidad es digna de aplauso, pero como en todo, la virtud está en el punto medio.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el Viejo continente dio al mundo una lección de entendimiento y comprensión mutua. Europa demostró que es posible aprender de la historia; que sólo analizando el pasado podemos avanzar para ser mejores. Y es como se fue configurando un acervo comunitario espléndido que tras 61 años de historia parece tambalearse.

Poner en común la industria del carbón y el acero fue un paso importantísimo si lo ubicamos en la década de los 50 del siglo XX. Crecer basándose en la solidaridad ha dado a la UE un modo sui generis de entender la evolución de las sociedades. Hemos visto cómo los fondos de cohesión han ido ganando peso con el paso de los años, y la finalidad de la cohesión no es otra que trabajar por equiparar las regiones más pobres del continente a las más ricas; sin importar el país del que procedan. Crear un espacio aduanero común ha permitido el movimiento de bienes, servicios, capitales y personas sin trabas en un número importante de Estados que sólo hace décadas no mantenían ni relaciones diplomáticas. Ha permitido que Europa sea la principal receptora de productos de Europa con una política monetaria conjunta.

Es por ello que queremos una Europa que siga defendiendo esos valores que enarbola por escrito pero que últimamente se están cuestionando con el auge de partidos de extrema derecha; queremos una Europa que si se niega a negociar con La Habana alegando motivos de respeto a los derechos humanos, haga lo propio con sus vecinos africanos del Mediterráneo, sometidos durante décadas a dictaduras pero manteniendo acuerdos de asociación preferentes con la UE; queremos una Europa que se preocupe por el futuro de una generación de jóvenes formados que no encuentran su sitio en el mercado laboral; y queremos una Europa que no tiene miedo del diferente porque ha aprendido de la historia, ha sabido dejar atrás las diferencias y ha aprendido que el respeto mutuo es el mejor modo de convivencia.

Esta reflexión fue publicada en Diario de Castilla - La Mancha, en versión reducida, el 20 de mayo de 2011:

http://www.dclm.es/noticia.php?noticia=98495

lunes, 25 de abril de 2011

A la derecha de la derecha

El continente europeo está protagonizando un preocupante giro a la derecha que promete minar la prosperidad y las libertades de los europeos y lo que es peor, con su propio consentimiento.

El paro, la inmigración, la inseguridad y el nacionalismo son las principales bazas en las que se escudan los incipientes partidos populistas de ultraderecha europeos para arañar cuota de votos en las urnas en un contexto de crisis como el actual. En 2007, la UCD de Suiza arrasó en las urnas con cerca del 30% de los votos, convirtiéndose en el partido más votado del país. Suiza se enfrentará a unas nuevas elecciones el próximo otoño.

Los siempre admirados países nórdicos también saben de esto: en Suecia la ultraderecha obtuvo cerca del 6% de los votos en las elecciones de septiembre de 2010, y aunque el resto de partidos se negaran a contar con “Demócratas de Suecia” para formar gobierno, sí es cierto que logró representación en el Parlamento por primera vez. Más reciente y preocupante es el caso de Finlandia, donde los “Auténticos Finlandeses” de Timo Soini han pasado de de 5 a 39 diputados.

Por otra parte, Dinamarca, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria y Grecia también han abierto sus Parlamentos a partidos de derecha populista.

Y no hay duda de que los partidos de derecha plasmarán sus campañas con tintes de la misma calaña para arañar voto a la ultraderecha, como ya está haciendo Sarkozy tras el auge en las encuestas de Marine Le Pen y su propuesta de sacar a Francia del Espacio Schengen. O como ya se ha hecho en Hungría, redactando una constitución decimonónica.

Como dice Lluís Bassets en su blog, “En el momento en que el mundo árabe intenta avanzar en una transición hacia la democracia, el mundo europeo pugna por una transición hacia el pasado, hacia aquella época de Europa en que se apagaron las luces”.

viernes, 11 de marzo de 2011

El tedioso camino de la patente europea

La creación de una patente europea es el proyecto soñado que muchos llevan ideando durante décadas. La Unión Europea es un mercado común de más de 500 millones de ciudadanos que tiene un inestimable potencial de crecimiento pero que no termina de arrancar. Aunque los países europeos importan y exportan sus productos principalmente entre ellos mismos (Europa es la mayor destinataria y receptora de los productos de Europa), la compra directa por parte de los usuarios a través de Internet no despega del todo porque al fin y al cabo sigue habiendo limitaciones insalvables como las del idioma.

Diseñar un sistema de patentes único y compartido es uno de los retos a los que tiene que hacer frente el continente para sacar pecho en la carrera de la competitividad. Patentar en Europa es costoso y difícil ya que a pesar de la existencia del mercado común, una patente ha de registrarse en cada Estado miembro por separado, con los consecuentes costes que ello acarrea; de ahí que el debate haya saltado a primera plana después de mucho tiempo buscando soluciones sin éxito.

El comisario de Mercado Interior, el francés Michel Barnier, decantó la balanza a favor de un sistema europeo de patentes multilingüe, que englobaría las 3 principales lenguas de la UE: inglés, francés y alemán. Consagrar estas lenguas como las oficiales también en el terreno de la competitividad hizo alentar los ánimos nacionalistas y España e Italia lo tomaron como un agravio personal por el que no pasarían jamás.

Siendo prácticos, una patente europea eficaz debería seguir la prerrogativa del ‘English only’.

A pesar del rechazo de Italia y España a este proyecto, las reglas del juego determinadas por el Tratado de Lisboa ya no establecen unanimidad sino un acuerdo entre mínimo 9 Estados miembros para trabajar en una “cooperación reforzada” que no paralice todos los proyectos que no cuentan con el visto bueno de los Veintisiete. Así lo confirmó la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo en enero.

El Tribunal de Justicia de Luxemburgo es la última baza para Roma y Madrid. Los magistrados europeos tendrán la última palabra sobre el agravio comparativo de las lenguas. Doce Estados miembros han respaldado la iniciativa, a los que se sumaron otros trece en el Consejo de Competitividad del 10 de marzo. Esto deja únicamente a España e Italia fuera.

Pero en su complicada senda hacia el éxito, la patente europea sigue siendo objeto de duros reveses. El último, que dos días antes de que el Consejo de Competitividad diera formalmente la luz verde a la cooperación reforzada, los jueces de Luxemburgo declararan ilegal uno de los aspectos fundamentales de la futura patente europea: la creación de un órgano judicial separado del de Luxemburgo y que se encargaría de resolver futuros litigios.

A pesar de salir adelante en el Consejo, la patente europea deberá reinventarse y buscar una salida obligatoria ya que, según el secretario de Estado español de Asuntos Europeos, Diego López Garrido, con la decisión del Tribunal de Luxemburgo “el proyecto de patente comunitario no tiene viabilidad”. La Comisión Europea ha declarado que ya está analizando el horizonte para proponer futuras propuestas.

Por su parte, la Presidencia húngara del Consejo ha tendido la mano a Roma y Madrid invitándoles a unirse “cuando estimen oportuno”. No les quedará otro remedio.

jueves, 24 de febrero de 2011

El crecimiento de la UE en tiempos difíciles

La crisis financiera internacional que azota a la Eurozona ha sido una oportunidad de oro para que las instituciones de la Unión Europea se hicieran más visibles y cercanas ante los ciudadanos. La siempre alejada Bruselas ha pasado a ocupar buena parte de los titulares y los europeos nos hemos dado cuenta de que sí era

verdad eso que nos decían de que lo que se decide en la UE afecta directamente en nuestras vidas.

El problema viene cuando los gobiernos nacionales utilizan como pretexto la frase: “esto viene de Bruselas” al verse obligados a tomar medidas impopulares. Bien cierto es que la Europa neoliberal de Merkel y Sarkozy ha tomado un rumbo muy distinto al que hubiera emprendido de estar liderada por políticos de otro color. Pero no nos engañemos: que nos hayamos visto obligados a optar por el neoliberalismo como salida a la crisis no se debe a Francia o Alemania. Se debe al resultado de unas elecciones europeas que empañaron de color azul todas las instituciones.

La desmedida atención mediática ha convertido a la UE en el centro de unas críticas feroces, cuestionándose incluso uno de sus mayores logros: el euro. Bien es cierto que sin gobernanza económica común, el e

uro seguirá siendo una realidad a medias, pero el debate ya está abierto. A este respecto, se han tomado medidas que han pasado muy desapercibidas pero que cambiarán el funcionamiento de las cosas (al menos, eso cabe esperar).

En este clima, la Unión ha seguido adelante con sus retos de crecimiento interno mediante la integración de Estonia en la zona euro en enero de 2011 y la fase final de las negociaciones de adhesión de Croacia. El país balcánico ya ha completado provisionalmente 28 de los 35 capítulos pendientes (entre ellos, el conflicto fronterizo con Eslovenia) y la Presidencia húngara se ha marcado el reto de cerrarlos todos durante este semestre, algo que la desafortunada Presidencia española ya se propuso en su día.

Surgen sin embargo nuevos reveses que preocupan a la órbita europea, y es un sentimiento de rechazo cada vez más palpable en la sociedad croata respecto de su adhesión. Mientras en 2006 el Eurobarómetro concluía que sólo el 25% de los croatas tenía una visión negativa de su entrada en la UE, el informe del Parlamento Europeo acoge con preocupación la evolución de esta tendencia, citando textualmente que en “el último estudio del Eurobarómetro, la mayoría de los ciudadanos croatas piensan que la adhesión de Croacia a la UE no será beneficiosa para el país”.

El último informe de progreso de la Comisión hace un balance minucioso de los esfuerzos de Croacia por avanzar rápidamente a la adhesión, pero antes tendrá que superar un referéndum popular y aquí las autoridades europeas y croatas tienen un importante trabajo que llevar a cabo para evitar el duro golpe que supondría un hipotético rechazo. Con todo, y como ha declarado el eurodiputado Hannes Swoboda, es probable que hasta 2013 no sea posible. Queda esperar que sea una adhesión menos tormentosa que la de Rumanía y Bulgaria, que han acabado por convertirse en los socios más problemáticos de la historia de la UE ya que, como tuve ocasión de escuchar en palabras del propio ex comisario de Ampliación, Olli Rehn (actual comisario de Asuntos Económicos), fue una adhesión precipitada y a marchas forzadas.

**Próximos pasos:

Finales de junio: Fecha estimada de conclusión de las negociaciones de adhesión con Croacia.

Finales de 2012: Fecha hasta la que podría extenderse la ratificación por parte de los 27 Estados miembros.

1 de enero de 2013: Posible entrada de Croacia sin no hay ningún imprevisto.

1 de enero de 2014: Adhesión en caso de que surjan problemas o retrasos. 2014: Próximas elecciones al Parlamento Europeo, en las que previsiblemente Croacia participará.

viernes, 4 de febrero de 2011

La Revolución Industrial del siglo XXI

El encuentro histórico de los líderes europeos en una cumbre energética da por fin la relevancia merecida a la política energética y su futuro. Sin embargo, y tal y como reflexioné en un artículo la semana pasada en Berlín para EurActiv, “those who expect a historic agreement must be prepared for a possible disappointment”. No parece que las conclusiones del encuentro vayan a dar ningún giro inesperado al futuro energético inmediato.

Pero lobbies, agrupaciones y ONG’s van mucho más allá, y están consiguiendo trasladar el debate a los más altos niveles. Ya no es una utopía hablar de una reducción de emisiones de hasta un 90% para 2050 (en relación a los niveles de 1990). O de un abastecimiento del 100% en energías renovables hacia mitad de siglo.

El cambio requerido para alcanzar tal fin supone un verdadero salto cualitativo. Muchos hablan de una nueva revolución industrial, una serie de cambios que impliquen algo parecido a lo ocurrido a finales del siglo XVIII en Europa. La economía baja en carbono, limpia, verde, respetuosa con el medio ambiente y con la biodiversidad requiere un cambio en prácticamente todas nuestras formas de vida. Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial, declaró en una entrevista al diario El País que esta revolución “será mayor que la de la electricidad, los trenes, los coches y probablemente mayor que la de la información. Afectará a todos los sectores y creará una ola de innovación. Las revoluciones de los últimos 200 años necesitaron inversiones durante 30 o 40 años y esta será una de esas. Esta vez no podemos permitirnos retrasarlo”.

El desafío es mayúsculo. Europa es un continente heterogéneo, y la energía solar que puede producir España no es la misma que, por sus condiciones meteorológicas, puede producir Bélgica, del mismo modo que la energía eólica que produce Finlandia es, con mucho, superior a la que puede aspirar a producir Grecia. También hay problemas con países pequeños como Luxemburgo, que no tienen espacio material para instalar parques eólicos o plantas solares. Por ello, la Comisión Europea estudia la creación de redes inteligentes capaces de interconectar Europa: que la energía producida por el abundante sol en España se pueda trasmitir a Suecia sin problemas, de tal manera que se garantice el abastecimiento y se reduzca la dependencia de otros países como Rusia, que exporta un gas fundamental para los inviernos europeos.

La Comunidad Europea para la Energía Renovable (ERENE) es un proyecto encabezado por la ex comisaria europea de presupuesto, la alemana Michaele Schreyer que defiende la viabilidad de las renovables y la urgencia de acabar con la dependencia de Europa respecto de los recursos fósiles. ¿Es posible? Según la Red Eléctrica de España (REE), las energías renovables cubrieron en España el 35% de la demanda eléctrica. Es el año en que, por primera vez en la historia, España exportó luz a Francia.

El Consejo europeo lo ha dejado claro: “la revolución en los sistemas energéticos europeos debe comenzar ya”. Se trata, sin embargo, de una ardua tarea que requerirá una inversión que el comisario europeo de Energía ha cifrado en un trillón de euros para los 10 próximos años. Un esfuerzo presupuestario incalculable y la necesidad de atraer inversión privada en un momento difícil. Lo que no dudan los líderes europeos son las palabras del presidente norteamericano Barack Obama: “el país que sea capaz de desarrollar y comercializar con éxito energías limpias conseguirá el liderazgo en el siglo XXI”.

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*Fotos: ERENE y diario El País

Energías renovables: es el momento del doble o nada

La Unión Europea sigue enfatizando su apuesta por las energías renovables, y lo hace en un momento crucial para afianzar su credibilidad y su liderazgo. Los europeos presumieron de ser los más ambiciosos en los objetivos de reducción de emisiones en las cumbres mundiales del clima, pero es ahora cuando se va a decidir si todo era propaganda o si están realmente dispuestos a conseguir los objetivos marcados para el año 2020.

Los jefes de estado y de gobierno de los Veintisiete se han reunido en Bruselas en la primera cumbre energética de estas características, aunque ya hemos podido saber que la situación en Egipto y la crisis financiera internacional han quitado cierto protagonismo a la cuestión energética. Y en este contexto, merecen un apartado especial las últimas declaraciones del comisario de Energía, el alemán Günther Oettinger, que enfatizó que ha llegado el momento del “doble o nada”. A su juicio, y según los cálculos que ha realizado la Comisión, la actual inversión no es suficiente para conseguir un desarrollo potencial de las energías renovables que permitan alcanzar un 20% de cuota de energía procedente de estas fuentes en la próxima década. El comisario pidió un esfuerzo adicional a los Estados miembros y llamó a la financiación privada, para pasar de los actuales 35.000 millones a los 70.000. De lo contrario, el esfuerzo y el dinero empleado hasta ahora servirán francamente de poco.

El comisario afirma que de hacer algo, se hace en condiciones o no se hace. Y no le falta razón a Oettinger. A la UE se le cayó la cara de vergüenza cuando llegó el año 2010 y vio que no alcanzó ninguno de los objetivos que se había propuesto para esa fecha (dentro de la llamada ‘Estrategia de Lisboa’). Entre otras cosas, la estrategia pretendía convertir a Europa en la economía más competitiva del mundo, con bajas tasas de paro y alto nivel de escolarización e investigación científica. No hay más que mirar hoy a Europa para ver lo alejados que quedan esos objetivos de la realidad. El año pasado la Comisión formuló la ‘Estrategia 2020’, otro paquete de medidas que si bien es más realista no es por ello menos ambicioso y requerirá de una coordinación adecuada y una inversión comprometida.

La UE no se puede permitir otro fracaso de esa magnitud. En materia energética no se ha podido llegar, de momento, a un acuerdo vinculante en eficiencia energética. No se trata de trabajar en base a cifras y objetivos, como los planes quinquenales de la Unión Soviética, pero sí de establecer unos mínimos y un compromiso que aseguren reafirmar la apuesta europea por las renovables. Más que la construcción de costosos ‘super’ conductos que nos conecten a países de los que extraemos una fuente de energía que no perdurará para siempre y cuyo precio es muy inestable, se debería poner toda la carne en el asador para dotar al tan pobre en recursos naturales continente europeo de una energía limpia que elimine la dependencia de terceros países.

Pero la pregunta es: ¿se llegará al ambicioso objetivo de alcanzar un 100% de consumo en renovables a partir de 2050, como muchos ambicionan? ¿Están realmente preparadas las renovables para satisfacer las necesidades energéticas de un continente tan industrializado y consumista?

martes, 1 de febrero de 2011

La ineficacia de la política exterior de la UE

Los acontecimientos vividos en el Magreb, una ola de cambio en el mundo árabe impulsada por el pueblo, harto de ver el acomodo de las clases políticas y sus autoritarios líderes jurásicos como el tunecino Ben Alí o el egipcio Mubarak, ha puesto en el punto de mira una vez más la inacción de la Unión Europea en una región con la que se ha esforzado en mantener buenas relaciones.

La Alta Representante de la Unión para la política exterior sigue sufriendo un limitado margen de actuación, pero eso no supone excusa alguna para no haber empujado a los responsables de las carteras de Exteriores del resto de Estados miembros a actuar para que la UE lidere el apoyo a una transición democrática en los países árabes que están experimentando revueltas populares.

El artículo del domingo 30 de enero del corresponsal del diario El País en Bruselas, Ricardo Martínez de Rituerto critica abiertamente a Catherine Ashton, en unas palabras que reproduzco a continuación:

“El llamamiento lo hicieron conjuntamente los líderes de Alemania, Francia y Reino Unido, dejando bien claro quiénes marcan el rumbo en Europa y arrojando luz sobre la paupérrima función y personalidad de Catherine Ashton, formalmente responsable de la política exterior de la Unión”. (…) “Ashton produjo el viernes un comunicado marcado con la blandura inherente a su posición, siempre de observadora, de los desastres del mundo, esta vez en Egipto. (…) Un comunicado tipo de los que emiten Ashton y la UE, en los que solo cambian los nombres propios para reflejar la situación del día”.

Preocupante análisis al que, sin embargo, no le falta razón.

Las altas esferas de la UE deben preguntarse sobre lo que pasa, hacer autocrítica y cambiar el modus operandi para el futuro. Este problema puede traducirse en un sentimiento de rechazo por parte de la población magrebí y una ola de antieuropeísmo en la zona al interpretar que sus vecinos del norte han hecho la vista gorda durante años a sus gobiernos autoritarios, con los que han firmado acuerdos de asociación ventajosos, y han mantenido el silencio cuando el pueblo ha reclamado reformas.